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Reseña Historicas de Caceres

El Mariscal Andrés Avelino Cáceres Dorregaray es símbolo de sacrificio e indeclinable firmeza ante la adversidad, encarna al militar peruano forjado en el valor y destreza del líder que sabe conducir soldados a la victoria en condiciones desfavorables. Sin amilanarse ante la incapacidad de quienes causaron el desastre, inició la Resistencia Nacional. Instruyó tropas, les habló en su lengua nativa, les infundió fe y esperanza y las condujo por las breñas andinas, que conocía como nadie.

La histórica ciudad de Ayacucho lo vio nacer un 10 de noviembre de 1836, en el hogar formado por don Domingo Cáceres Oré y doña Justa Dorregaray Cueva. En 1854 ingresó al Ejército como subteniente del Batallón “Ayacucho”. En 1857, fue ascendido a Teniente y participó en las acciones que el Presidente Castilla emprendió contra la revolución de Vivanco. Herido gravemente, en el ojo izquierdo, sobrevivió y con ello nació el mito del hombre que vence a la muerte. Convalecía cuando estalló la guerra con Ecuador, pero se unió a dicha campaña con el grado de Capitán.

Concluidas las operaciones, viajó a Francia para tratar sus heridas. Al retornar al Perú, fue destacado al Batallón “Pichincha” con el grado de Sargento Mayor. En 1866, ya ostentaba el grado de Teniente Coronel y participa en el Combate del Callao como jefe del fuerte “Ayacucho”. En 1874 fue nombrado primer jefe del batallón “Zepita”, un año después es ascendido al grado de Coronel y destacado al Cuzco como prefecto, pero manteniendo la jefatura de su unidad. Cuando Chile nos declaró la guerra, el Coronel Cáceres al frente del “Zepita”, se dirigió a Iquique donde fue nombrado Comandante General de la Segunda División del Ejército del Sur. Hizo las campañas de Tarapacá y Tacna y su talento militar guió el triunfo  peruano en la Batalla de Tarapacá, el 27 de noviembre de 1879. Luego de la toma de Arica, Cáceres se trasladó a Lima.

Reorganizado el Ejército, fue nombrado jefe del Cuarto Cuerpo, asistiendo a las Batallas de San Juan y Miraflores, sobrevivió, pero fue herido en una pierna. El destino lo reservaba para salvar la dignidad nacional. En plena ocupación de Lima, buscado por el invasor, permaneció escondido, la sola idea de reorganizar el ejército e iniciar la Campaña de la Breña, apuró su recuperación. Entre 1881 y 1884 lideró la resistencia peruana a la invasión extranjera obteniendo los triunfos de Pucará, Marcavalle y Concepción. Así nació la leyenda “El Brujo de los Andes” y su leal caballo blanco “El Elegante”, parecían estar presentes en todos lados para burlar al enemigo. Éste puso precio a su cabeza, no obstante sobrevivió una vez más a todos los intentos de desaparecerlo.

Pero la falta de unión entre peruanos determinó su derrota en Huamachuco, el 10 de julio de 1883, lo que facilitó la firma del tratado de Ancón. Con todo, Cáceres no se dio por vencido y una vez más organizó un ejército para oponerse a dicho tratado. No obstante, forzado por las circunstancias tuvo que reconocerlo, pero para deponer las armas exigió a los invasores desocupar el país, lo cual fue ejecutado a mediados de 1884. Había nacido el héroe.

Asimismo, se negó a reconocer el gobierno de Iglesias, quien renunció a la presidencia por la oposición popular. En las elecciones de 1886 Cáceres fue elegido Presidente Constitucional del Perú y lideró la Reconstrucción Nacional. En 1895 ejerció nuevamente la presidencia, pero una revolución organizada en Chile por Piérola, le impidió complementar su gobierno y la realización del plebiscito para recuperar Tacna y Arica, que constituía su principal afán. En 1919, el Presidente Augusto B. Leguía le otorgó el grado de Mariscal, por su legendaria defensa a la dignidad nacional.

Cáceres y sus acciones militares son un ejemplo de valor y dignidad para las presentes y futuras generaciones de peruanos que deben saber valorar, recordar y llevar muy en alto el nombre de este insigne militar, patrono del Arma de Infantería.

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